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las serpientes vivas.
Pero el Comandante Hugo Katz seguía con su actitud irracional sobre las serpientes, y
alborotándolo todo con el tema, jurando que las habría echado antes de la llegada de
Tierra Noche. Exigió que se fueran las serpientes y todas las demás supersticiones falsas.
Conforme, ¿pero cómo llegaron las serpientes a Robinsonada?
El enemigo lo hizo dijo Hugo Katz.
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La fauna superior de Robinsonada estaba dividida en cuatro familias: los Katz, los
Constantino, los Huckleby y los Phelan.
Los Katz eran robustos y de cabello pajizo, e insistían en que debían ser los cabecillas
de cualquier proyecto. Bajo su patriarcado, Hugo Katz, el Comandante de la Nave y la
Colonia, se había encargado de que siempre fuesen así. Todos los Katz eran de miras
estrechas, o de mentes adecuadamente enfocadas y calibradas, como se suele decir.
Estaban libres de toda superstición. La madre de la tribu era Monika Katz. Los hijos eran
Konrad (quien estaba en cierto modo comprometido al estar casado con Irene Phelan),
Frederik y Max. Las hijas se llamaban Rita, Olivia y Veronika. Los nietos eran William y
Lily. Formaban una familia de triunfadores, con muchas menciones y premios que lo
avalaban.
Los Constantino, bronceados y de cabello rizado, estaban impregnados del fuego del
espacio; pero constituían un foco muy grande, y su fuego no era realmente caliente.
Bruno Constantino, el padre de la manada, era la persona más alta de todos los
habitantes de la Isla-Planeta de Robinsonada. Su esposa, Davida (Vida) Constantino, era
la siguiente más alta. Las hijas de la familia (sí, con los Constantino las hijas eran las más
importantes y abrumadoras) eran Regina, Cecilia, Angela y Barbara. Los hijos, Joseph,
Anthony, Edward y Cristofer. Los nietos, Gabriel y Catherine.
Los Constantino eran los mejores criadores de plantas y ganado de Robinsonada. Se
dice de algunos campeones que tienen uno de los pulgares verde y el otro rojo. Eran los
mejores constructores y mantenedores, los mejores biólogos y los mejores técnicos
electrónicos, los mejores químicos para-animados. También eran (aunque pisaban
ligeramente aquella zona) los mejores en todas las artes, incluida la música. Pero las
artes y la música eran muy difíciles de mantener puras. Son los campos en que más
fácilmente puede entrar la superstición.
Los Huckleby creían ser la gente más importante de Robinsonada, y en muchos
aspectos era así. Naturalmente, las otras tres familias (incluidos los Katz) lo creían, y
aquella era una distinción considerable. Eran buenos en todo. Eran complacientes y
modestos en su persona. King Huckleby era el padre del clan. Audrey Huckleby era la
madre. Los altos hijos eran Esmond, Graves, Steven, Paul y Bernard. Las rollizas hijas,
Elviry, Joyce y Emily. Los nietos eran Jane y Charles.
Los Phelan eran gente pelirroja y rubicunda. (Suave tierra, desmenuzadas praderas,
pozos negros: había que cuidarse de ellos.) Los Phelan habían realizado casi todos los
descubrimientos que se habían hecho en Robinsonada en todos los casos, por
accidente , y los miembros de las demás familias no sabían muy bien cómo lo hacían. El
padre de la familia era Quincy, y la madre Europa, ambos de mentes peligrosamente
brillantes y a veces impronosticables. Las hijas eran Irene, Margarita, Antonieta (todo era
muy engañoso sobre Antonieta), María y Teresa. Los hijos eran James, Barnabas (todo
era muy, pero que muy engañoso sobre Barnabas), Blaise y Damián. Los nietos, Vincent
y Patricia.
Aquellas eran las cuarenta y siete personas de la fauna superior de las especies
humanas de Robinsonada. Ocho de ellos habían llegado unos veinte años-tierra antes y
habían aterrizado en un satélite artificial desde una nave nodriza que luego se había
vuelto a marchar. Las otras treinta y nueve personas habían nacido en Robinsonada.
Habían hecho una colonia agudamente ajustada. Las únicas cosas animales que
habían llevado con ellos eran bovinos (una vaca preñada con gemelos, un macho y una
hembra, de los que se había comprobado que la última no era estéril), lanar (una oveja
igualmente cargada con una pareja de corderos), dos colmenas de abejas en sueño
profundo, tres kilos de gusanos de tierra igualmente dormidos de mala manera, una
nidada de huevos de pato, unas cuantas cápsulas llenas de huevas de pescado, tres
conejas preñadas, una cierta cantidad de viveros de algas, semillas de trébol dulce
(resbalábamos sobre cosas plantas), cacahuetes, césped, grama, trigo, dorado grano
para aves, manzanas, viñas, olivos, melocotones. Productos y reproductores químicos.
Comida y agua para un cuarto de año (posiblemente porque una llanura de agua era la
más dificultosa de todas cuantas comodidades querían proveerse). Herramientas,
naturalmente (el satélite tenía un almacén de herramientas y una tienda de maquinaria).
Cintas y material impreso. De todo había.
Y cada útil representaba un ligero incremento. Había cosas aparentemente no
autorizadas, aunque casi todas ellas eran intangibles. Ninguna cosa mental debía figurar
en el espíritu de los ocho fundadores. Y aquellas mentes fueron totalmente monitorizadas.
Fueron gene-amaestradas.
La Persona Primera en la jerarquía de Robinsonada era Hugo Katz, el Comandante de
la Nave y la Colonia. Y la Persona Cuarenta y Siete era posiblemente Antonieta Phelan.
Pero más verosímilmente fuese Barnabas Phelan. Barnabas era probablemente la isla
cuarenta y siete.
¿Por qué? Antonieta tenía dieciséis años. Barnabas quince. Ambos habían nacido en
Robinsonada con apenas un año de diferencia. No importaba, los puntos de comparación
eran independientes de la edad.
¿Quién gobernaba realmente la isla-asteroide-planeta de Robinsonada?
Hugo Katz creía que él.
El eje Antonieta-Barnabas Phelan creía que ellos. (Hugo Katz nunca supo los nombres
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